martes, abril 21, 2009

Tannhäuser


Tannhäuser (Ópera en tres actos - Nueva producción) Días: 11, 14 y 17 de Julio 2009 - 20:30 horas Precios: Zona A: 52 € - Zona B: 42 € - Zona C: 32 € - Zona D: 5 € Música y libreto: R. Wagner Orquesta Filarmónica de Gran Canaria Coro Filarmónico Eslovaco Director: Pedro Halffter Directora de escena: Katharina Wagner Solistas: Evelyn Herlitzius, Stephen Gould, Ricarda Merbeth, Reinhard Hagen, Jan Buchwald, Gustavo Peña.

El Teatro Pérez Galdós asumirá el reto, a final de temporada, de llevar a cabo una nueva producción de la ópera de Richard Wagner Tannhäuser, eligiendo para la dirección escénica a Katharina Wagner, biznieta del compositor y artista muy ligada a las producciones del Festival de Bayreuth. Tannhäuser es una ópera en tres actos, estrenada en Dresde en 1845, basada en las dos leyendas alemanas de Tannhäuser y el concurso de canto de Wartburg. Los temas principales de la ópera son la lucha entre el amor sagrado y profano, y la redención a través del amor. SINOPSIS Acto I El Minnesänger Tannhäuser ha pasado una temporada gozando intensamente del amor sensual que le ha hecho conocer a Venus, la diosa del amor; pero ha llegado un momento en que siente añoranza del mundo que había abandonado y Venus no es capaz de retenerlo en el Venusberg, pese a asegurarle que si la abandonaba nunca más podría volver allí. De vuelta al mundo exterior, Tannhäuser se extasía con el canto sencillo de un pastorcillo. Después oye el canto de un grupo de peregrinos que se dirigen a Roma en un viaje penitencial. Finalmente se encuentra con el landgrave de Turingia y un grupo de antiguos amigos que participan en una cacería. Todos están muy contentos de volver a verle tras el mucho tiempo transcurrido sin saber nada de él, y logran vencer su inicial resistencia a participar en la próxima justa poética que se va a celebrar en el Wartburg, el castillo del landgrave. Le convencen recordándole que allí podrá ver a su amada Elisabeth. Acto II Elisabeth, feliz al enterarse del regreso de Tannhäuser, pasea por la sala donde éste había triunfado en tantos torneos poéticos y espera impaciente su llegada. Wolfram, aunque también está enamorado de Elisabeth, es un amigo leal y acompaña a Tannhäuser hasta el gran salón, dejándolos solos para que se entreguen a sus efusiones amorosas. Se celebra el torneo musical. El landgrave anuncia que el vencedor obtendrá la mano de su sobrina. Elisabeth confía en el triunfo de Tannhäuser. Los pajes anuncian el nombre del Minnesänger que la suerte ha designado para empezar: Wolfram. Éste hace un canto muy inspirado del amor puro. Tannhäuser comenta que hay otras clases de amor. Le replica Walter, con una defensa aún más acentuada de la necesidad de la pureza en el amor, y la respuesta de Tannhäuser , defendiendo el amor sensual, provoca el enojo de los asistentes, muchos de los cuales, encabezados por Biterolf, se muestran partidarios de desenvainar la espada para defender su posición. Cuando Wolfram intenta calmar los ánimos con un encendido elogio del amor puro, Tannhäuser se siente transportado y, cantando apasionadamente del amor sensual, confiesa que lo ha conocido y gozado en el propio Venusberg. Todas las damas, excepto Elisabeth, abandonan la sala escandalizadas y los caballeros sacan sus espadas. Elisabeth les pide que no condenen también su alma y, cuando en este momento se oye el canto de los peregrinos en viaje a Roma, el landgrave le ordena a Tannhäuser que se una a ellos e implore perdón por su terrible pecado. Acto III Elisabeth reza ante una imagen de la Virgen, al borde de un camino. La acompaña su fiel Wolfram. Se oye en la lejanía el canto de los peregrinos de regreso de Roma. Se van acercando y pronto pasan todos junto a Elisabeth, muy desilusionada al no ver entre ellos a Tannhäuser. Está transida de tristeza y quiere retirarse a morir de dolor. No permite que Wolfram la acompañe y el caballero se queda cantando a la estrella vespertina, a la que ruega que salude al alma de Elisabeth cuando pase por allí, camino del cielo. Es sorprendido por Tannhäuser, muy desmejorado por el largo viaje. Medio enloquecido, le cuenta que no había obtenido el perdón. El “Pastor” (se supone que el Papa), mostrándole su báculo yerto, le había dicho que antes de llegar el perdón de sus graves pecados florecería aquel trozo de madera. Quiere volver al Venusberg y, efectivamente, aparece Venus que le invita amorosa, pero Elisabeth, desde el cielo, ha logrado el perdón supremo. Tannhäuser se desploma en el suelo muerto. Llegan unos jóvenes peregrinos con el báculo florecido. Fuente:Teatro Pérez Galdós

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