viernes, octubre 23, 2009
José Luján Pérez
José Luján Pérez nació en el guiense pago de Las Tres Palmas. Hijo de labradores acomodados, desde pequeño mostró un especial interés hacia la escultura, llegando a reproducir en madera la imagen de San Bartolomé de Moya.[3] Fue hombre de temperamento pasional y de profundos sentimientos religiosos, los cuales se ven reflejados en sus imágenes.[4] Fue un gran alumno que aprendía con facilidad, llegando a sobrepasar en habilidad y conocimientos a sus maestros. Ya adulto, Luján crea su propia escuela y enseña a muchos de los que se llamarían sus discípulos. Trabajó para todo el Archipiélago Canario, pero quizás sus obras maestras se encuentran en la Catedral de Canarias: el Santísimo Cristo de la Sala Capitular, obra que encumbró a Luján como escultor y considerada la de mayor calidad técnica; la Virgen de los Dolores de Luján; y otras tallas como Santa María de la Antigua, San José, el Apostolado del cimborrio y el bajorrelieve en mármol de la fachada posterior que representa a Santa Ana y la Virgen. También cabe destacar la talla de candelero de la Virgen de los Dolores que se encuentra en la Iglesia de Santiago de los Caballeros de la ciudad de Gáldar. Su obra, de imaginero religioso, acusará influencias del barroco y rococó, y realizará esculturas para distintas iglesias de Canarias, especialmente en Gran Canaria y Tenerife. Dominaba la talla de madera y el plegado de paños, y ponía en ella toda la suavidad y delicadeza de los escultores levantinos. Su trabajo quedaba perfeccionado bajo la copa ligera del policromado. Catedral de Canarias, templo donde Luján Pérez intervino como arquitecto y escultor.
Algunas de sus obras más importantes fueron creadas por encargo para las procesiones de Semana Santa de las islas: Cristo de la Vera Cruz; el Cristo de la Columna de la Basílica de Nuestra Señora del Pino de Teror; el Conjunto del Cristo de la Caída; Simón Cireneo; Nuestra Señora de Los Dolores del "Miercoles"; Santa Verónica y San Juan Evangelista de la "Procesión del Encuentro" de la Iglesia de Santo Domingo de Las Palmas de Gran Canaria; la Oración en el Huerto de la Iglesia de San Francisco de (Las Palmas de Gran Canaria) y la del convento de Santa Clara de La Laguna; la imagen de la Virgen de Los Dolores de la Iglesia de La Concepción de La Laguna, también conocida como "La Predilecta", porque era la obra preferida de este imaginero; busto de San Juan Evangelista de la Parroquia de La Concepción de La Orotava; San Juan Evangelista de las iglesias de San Agustín y de San Francisco de Las Palmas; imagen de Santa Catalina Mártir de Alejandría (Tacoronte); el Santísimo Cristo predicador de la Iglesia de Santo Domingo del Barrio de Vegueta de la capital grancanaria, San Pedro Penitente de la Iglesia de San Francisco de Las Palmas. Santísimo Cristo de la Sala Capitular (Las Palmas de Gran Canaria) que preside la Sala Capitular de la Catedral de Canarias y es obra de José Luján Pérez. Para la Parroquia Matriz del Apóstol Santiago de Los Realejos, talló un Cristo de tamaño académico, menor del natural, destinado a coronar el manifestador del Altar Mayor. Luján sentía gran predilección por las "Dolorosas" y Los Crucificados. Realizó casi una veintena de ellas, repartidas por todas las islas. En la construcción de la Catedral de Canarias trabajo como arquitecto con Diego Nicolás Eduardo, quien a su muerte le dejó al frente de la Catedral. A Luján se debe a la obra bellísima del trascoro. Asímismo Luján también contribuyó como arquitecto en la Catedral de La Laguna. Luján Pérez dejó bastantes discípulos y se puede decir que aún la tradición imaginera de las islas se alimenta de ella. Entre ellos el orotavense Fernando Estévez del Sacramento y el Morenito. En los últimos años de su vida, se retira a Santa Brígida (Gran Canaria)) por problemas de salud, y muere el 15 de diciembre de 1815 a los 59 años de edad. El nombre de José Luján Pérez constituye una referencia obligada en el marco de los estudios de la plástica canaria, ya que participa en una etapa trascendental para la evolución del arte en estas islas
jueves, octubre 22, 2009
Endechas Guanches
En 1590, el ingeniero lombardo Leonardo Torriani (ca. 1560-1628), enviado a Canarias por Felipe II para proyectar las defensas del Archipiélago, termina y envía a la corte hispana el resultado final de su inspección, un manuscrito que titula Descripción e Historia del reino de las Islas Canarias antes Afortunadas, con el parecer de sus fortificaciones. La obra compendia gran parte del conocimiento etnohistórico que entonces tenían los colonizadores europeos acerca de la población insular y sus costumbres. Entre otros valiosos informes que aporta, transmite las dos únicas muestras de composiciones poéticas o musicales isleñas que han llegado hasta nosotros. Se trata, claro, de piezas ya muy tardías e influidas por la nueva cultura instalada en las Islas, pero aun así retienen una imagen etnolingüística muy interesante de aquel pasado.
Todo parece indicar que estas canciones de lamento y tristeza, llamadas endechas, se realizaron durante un tiempo tanto en castellano como en amazighe insular. En realidad, da la impresión que esas composiciones romances se reencuentran en el Archipiélago con la porción norteafricana de su herencia andalusí que también habitaba en Canarias. En todo caso, más allá de conjeturas difíciles de rastrear, la estructura, la inspiración y el contenido de estos dos ejemplos líricos que suministra Torriani destilan elementos reveladores de una identidad, así como de una época de transición y convivencia entre flujos culturales y humanos diferentes.
De forma un tanto abrupta, mientras repasa las características, hábitos y creencias de los antiguos gomeros (en el capítulo LIX), el ingeniero cremonés se detiene a evocar las creaciones poéticas isleñas. De ellas, destaca la influencia de su «tono lamentoso» en ciertas melodías europeas y en las endechas hispanas. A modo de ejemplo, vierte al italiano una par de estrofas castellanas, junto a las que añade, de pronto, las piezas insulares en lengua amazighe, una que adscribe a la isla de Canaria y otra a la de El Hierro. Y, a partir de aquí, retoma la narración etnográfica que venía dedicando a la sociedad gomera.
La reproducción de los versos es bastante fiel al original nativo, pero las traducciones, que quiere presentar como literales, sólo recogen el sentido general de las composiciones..
He aquí el texto de ambas obras [Torriani (1590: 82r) 1940: 180-182]:
Endecchia Canaria
Aicà maragà, aititù aguahae
Maicà guere; demacihani
Neigà haruuici alemalai.
Endecchia del Ferro
Mimerahanà, zinu zinuhà;
Ahemen aten haran huà,
Zu Agarfù fenere nuzà.
Con diferencia, Torriani copia mucho mejor la primera endecha que la segunda. Quizá en esta circunstancia influya la temprana ocupación europea de la isla de El Hierro (1405), casi doscientos años antes de terminar su Descripción, lo que no debió favorecer una conservación perfecta del poema. En cualquier caso, y pese a las dificultades puntuales con las que pueda tropezar el análisis filológico, lo cierto es que el sentido de ambas piezas ofrece pocas dudas:
Endecha canaria
¡Oh, huésped, el duelo compartimos!
Muerta es la madre y vencidos somos;
Preciso es que matrimonio hagamos.
Endecha del Hierro
¿A qué nos liga traer y llevar
el agua, la leche y el pan,
si Agaraf no me quiere mirar?
Pero, más allá de la textualidad de las estrofas, salta a la vista que la interpretación tampoco resulta tan clara en un caso y en otro.
En principio, la canción herreña expone un sencillo asunto amoroso: un chico, Agaraf, entrega obsequios rituales a una muchacha para solicitarle un compromiso; pero no parece que lo haga por propia iniciativa, pues evita mirarla. Que el entorno familiar o social sea quien impulse el acto, no constituye un episodio tan significativo. Pero la presentación de los tres productos citados, agua, (recipiente de) harina y leche, comporta una carga simbólica evidente: el agua como principio vital y vínculo con la naturaleza; la leche como substancia que nutre un hermanamiento o identidad compartida; y la harina como el alimento social o expresión del trabajo humano. En suma, una fórmula ceremonial que reúne toda una concepción de la vida en sociedad.
Por el contrario, la endecha canaria presenta implicaciones más complejas. Dos grupos étnicos, cuyas condiciones socioculturales se han visto radicalmente alteradas, consideran la posibilidad de estrechar lazos a través de una alianza matrimonial. El anfitrión, la población amazighe de la Isla, para preservar su continuidad en la nueva sociedad colonial, ofrece un pacto al grupo foráneo. Pero, ¿a cuál? Las hipótesis están abiertas, porque el poema no brinda ninguna pista segura. La formulación literal del segundo verso («tu madre está muerta; el cuello ha entregado la sangre»), induce a pensar que la oferta se realiza a cualquiera de las minorías étnicas que, perseguidas en Europa por aquel entonces (siglos XV y XVI), encontraron asilo en el Archipiélago. Los Reyes Católicos, por ejemplo, expulsaron a los judíos de España en 1492. Pero tampoco esta incógnita será fácil de cerrar…
Autor: Ignacio Reyes
Fuente: Mundo Aborigen
NOTA: Recomiendo encarecidamente la visita a la Página Fuente (Mundo Aborigen) por su gran cantidad de información relacionada con nuestros origenes y cultura.
Todo parece indicar que estas canciones de lamento y tristeza, llamadas endechas, se realizaron durante un tiempo tanto en castellano como en amazighe insular. En realidad, da la impresión que esas composiciones romances se reencuentran en el Archipiélago con la porción norteafricana de su herencia andalusí que también habitaba en Canarias. En todo caso, más allá de conjeturas difíciles de rastrear, la estructura, la inspiración y el contenido de estos dos ejemplos líricos que suministra Torriani destilan elementos reveladores de una identidad, así como de una época de transición y convivencia entre flujos culturales y humanos diferentes.
De forma un tanto abrupta, mientras repasa las características, hábitos y creencias de los antiguos gomeros (en el capítulo LIX), el ingeniero cremonés se detiene a evocar las creaciones poéticas isleñas. De ellas, destaca la influencia de su «tono lamentoso» en ciertas melodías europeas y en las endechas hispanas. A modo de ejemplo, vierte al italiano una par de estrofas castellanas, junto a las que añade, de pronto, las piezas insulares en lengua amazighe, una que adscribe a la isla de Canaria y otra a la de El Hierro. Y, a partir de aquí, retoma la narración etnográfica que venía dedicando a la sociedad gomera.
La reproducción de los versos es bastante fiel al original nativo, pero las traducciones, que quiere presentar como literales, sólo recogen el sentido general de las composiciones..
He aquí el texto de ambas obras [Torriani (1590: 82r) 1940: 180-182]:
Endecchia Canaria
Aicà maragà, aititù aguahae
Maicà guere; demacihani
Neigà haruuici alemalai.
Endecchia del Ferro
Mimerahanà, zinu zinuhà;
Ahemen aten haran huà,
Zu Agarfù fenere nuzà.
Con diferencia, Torriani copia mucho mejor la primera endecha que la segunda. Quizá en esta circunstancia influya la temprana ocupación europea de la isla de El Hierro (1405), casi doscientos años antes de terminar su Descripción, lo que no debió favorecer una conservación perfecta del poema. En cualquier caso, y pese a las dificultades puntuales con las que pueda tropezar el análisis filológico, lo cierto es que el sentido de ambas piezas ofrece pocas dudas:
Endecha canaria
¡Oh, huésped, el duelo compartimos!
Muerta es la madre y vencidos somos;
Preciso es que matrimonio hagamos.
Endecha del Hierro
¿A qué nos liga traer y llevar
el agua, la leche y el pan,
si Agaraf no me quiere mirar?
Pero, más allá de la textualidad de las estrofas, salta a la vista que la interpretación tampoco resulta tan clara en un caso y en otro.
En principio, la canción herreña expone un sencillo asunto amoroso: un chico, Agaraf, entrega obsequios rituales a una muchacha para solicitarle un compromiso; pero no parece que lo haga por propia iniciativa, pues evita mirarla. Que el entorno familiar o social sea quien impulse el acto, no constituye un episodio tan significativo. Pero la presentación de los tres productos citados, agua, (recipiente de) harina y leche, comporta una carga simbólica evidente: el agua como principio vital y vínculo con la naturaleza; la leche como substancia que nutre un hermanamiento o identidad compartida; y la harina como el alimento social o expresión del trabajo humano. En suma, una fórmula ceremonial que reúne toda una concepción de la vida en sociedad.
Por el contrario, la endecha canaria presenta implicaciones más complejas. Dos grupos étnicos, cuyas condiciones socioculturales se han visto radicalmente alteradas, consideran la posibilidad de estrechar lazos a través de una alianza matrimonial. El anfitrión, la población amazighe de la Isla, para preservar su continuidad en la nueva sociedad colonial, ofrece un pacto al grupo foráneo. Pero, ¿a cuál? Las hipótesis están abiertas, porque el poema no brinda ninguna pista segura. La formulación literal del segundo verso («tu madre está muerta; el cuello ha entregado la sangre»), induce a pensar que la oferta se realiza a cualquiera de las minorías étnicas que, perseguidas en Europa por aquel entonces (siglos XV y XVI), encontraron asilo en el Archipiélago. Los Reyes Católicos, por ejemplo, expulsaron a los judíos de España en 1492. Pero tampoco esta incógnita será fácil de cerrar…
Autor: Ignacio Reyes
Fuente: Mundo Aborigen
NOTA: Recomiendo encarecidamente la visita a la Página Fuente (Mundo Aborigen) por su gran cantidad de información relacionada con nuestros origenes y cultura.
Los Primeros Canarios eran Bereberes
Un estudio genético elaborado por un equipo de investigadores españoles y portugueses ha venido a confirmar la teoría del origen bereber de los primeros pobladores canarios.
Sin embargo, los resultados también arrojan nuevas conclusiones, como el hecho de que la aportación europea a la población canaria actual procede, fundamentalmente, de los varones, mientras que en los linajes maternos hay una mayor presencia del origen norteafricano, lo que indica un alto grado de uniones entre hombres europeos y mujeres guanches.
El estudio, elaborado por investigadores de la Universidad de La Laguna (ULL), del Instituto de Patología e Inmunología Molecular de la Universidad de Porto (Portugal) y del Instituto de Medicina Legal de la Universidad de Santiago de Compostela, realiza un análisis genético molecular del cromosoma Y, transmitido sólo por los varones y presente en los restos dentales humanos de la población aborigen canaria, para determinar su origen y su pervivencia en la población actual. Hasta ahora sólo se había estudiado el ADN mitocondrial, que refleja la evolución de los linajes maternos.
“Mientras los linajes maternos aborígenes han sobrevivido con un ligero descenso, los paternos han disminuido progresivamente, siendo reemplazados por linajes europeos”, asegura Rosa Fregel, autora principal del estudio, publicado recientemente en BMC Evolutionary Biology, e investigadora del Departamento de Genética de la ULL.
Los expertos también han analizado una muestra histórica de la iglesia de La Concepción (Tenerife) datada en los siglos XVII y XVIII. Con esos datos, han establecido el impacto de la colonización europea y del tráfico de esclavos de origen africano, y han determinado la evolución de los linajes paternos en los aborígenes canarios desde la época prehispánica hasta la actualidad.
Aunque ahora la aportación europea es mayoritaria, los científicos afirman que las aportaciones norteafricanas y subsaharianas fueron mayores en los siglos XVII y XVIII. La explicación de la diferencia entre los linajes de hombres y mujeres canarios surge a raíz de las diversas aportaciones de las poblaciones parentales, y sobre todo por la colonización europea.
Durante este periodo, las uniones entre hombres y mujeres se producían más entre hombres ibéricos y mujeres aborígenes, “debido a la mejor posición social de los primeros comparados con los varones aborígenes”, aclara Fregel. A esto se añade la mayor mortalidad sufrida por los varones canarios prehispánicos, que fueron desplazados y discriminados por los conquistadores. “No sólo en la Conquista de la Corona de Castilla en el siglo XV, sino tras ella”, asegura la científica.
En el caso de los linajes subsaharianos, ambos sexos fueron discriminados por igual, “y tanto los linajes maternos como los paternos han disminuido hasta la actualidad”, añade la investigadora.
Un estudio previo del cromosoma Y en la población canaria actual demostró el impacto de la colonización europea sobre la población masculina canaria. “Al estimar la proporción de linajes europeos presentes en la actual población canaria, se encontró que representan más del 90 por ciento”, señala Fregel. Sin embargo, los estudios del ADN mitocondrial en la población actual demostró una notable pervivencia de linajes aborígenes, donde la aportación europea es de entre un 36 y un 62 por ciento.
La contribución ibérica y europea al patrimonio genético masculino de Canarias aumentó desde el 63 por ciento durante los siglos XVII y XVIII hasta el 83 por ciento en la actualidad. Paralelamente, los genes de aborígenes varones disminuyeron del 31 por ciento al 17 por ciento, y los de los subsaharianos, del 6 al 1 por ciento.
En cuanto a las mujeres, la aportación europea es más constante, ya que ha pasado del 48 al 55 por ciento y la aborigen del 40 al 42 por ciento. Sólo se muestra un descenso en la aportación genética de las subsaharianas del 12 al 3 por ciento en los últimos tres siglos.
Fuente:Canarias 24 H.
El estudio, elaborado por investigadores de la Universidad de La Laguna (ULL), del Instituto de Patología e Inmunología Molecular de la Universidad de Porto (Portugal) y del Instituto de Medicina Legal de la Universidad de Santiago de Compostela, realiza un análisis genético molecular del cromosoma Y, transmitido sólo por los varones y presente en los restos dentales humanos de la población aborigen canaria, para determinar su origen y su pervivencia en la población actual. Hasta ahora sólo se había estudiado el ADN mitocondrial, que refleja la evolución de los linajes maternos.
“Mientras los linajes maternos aborígenes han sobrevivido con un ligero descenso, los paternos han disminuido progresivamente, siendo reemplazados por linajes europeos”, asegura Rosa Fregel, autora principal del estudio, publicado recientemente en BMC Evolutionary Biology, e investigadora del Departamento de Genética de la ULL.
Los expertos también han analizado una muestra histórica de la iglesia de La Concepción (Tenerife) datada en los siglos XVII y XVIII. Con esos datos, han establecido el impacto de la colonización europea y del tráfico de esclavos de origen africano, y han determinado la evolución de los linajes paternos en los aborígenes canarios desde la época prehispánica hasta la actualidad.
Aunque ahora la aportación europea es mayoritaria, los científicos afirman que las aportaciones norteafricanas y subsaharianas fueron mayores en los siglos XVII y XVIII. La explicación de la diferencia entre los linajes de hombres y mujeres canarios surge a raíz de las diversas aportaciones de las poblaciones parentales, y sobre todo por la colonización europea.
Durante este periodo, las uniones entre hombres y mujeres se producían más entre hombres ibéricos y mujeres aborígenes, “debido a la mejor posición social de los primeros comparados con los varones aborígenes”, aclara Fregel. A esto se añade la mayor mortalidad sufrida por los varones canarios prehispánicos, que fueron desplazados y discriminados por los conquistadores. “No sólo en la Conquista de la Corona de Castilla en el siglo XV, sino tras ella”, asegura la científica.
En el caso de los linajes subsaharianos, ambos sexos fueron discriminados por igual, “y tanto los linajes maternos como los paternos han disminuido hasta la actualidad”, añade la investigadora.
Un estudio previo del cromosoma Y en la población canaria actual demostró el impacto de la colonización europea sobre la población masculina canaria. “Al estimar la proporción de linajes europeos presentes en la actual población canaria, se encontró que representan más del 90 por ciento”, señala Fregel. Sin embargo, los estudios del ADN mitocondrial en la población actual demostró una notable pervivencia de linajes aborígenes, donde la aportación europea es de entre un 36 y un 62 por ciento.
La contribución ibérica y europea al patrimonio genético masculino de Canarias aumentó desde el 63 por ciento durante los siglos XVII y XVIII hasta el 83 por ciento en la actualidad. Paralelamente, los genes de aborígenes varones disminuyeron del 31 por ciento al 17 por ciento, y los de los subsaharianos, del 6 al 1 por ciento.
En cuanto a las mujeres, la aportación europea es más constante, ya que ha pasado del 48 al 55 por ciento y la aborigen del 40 al 42 por ciento. Sólo se muestra un descenso en la aportación genética de las subsaharianas del 12 al 3 por ciento en los últimos tres siglos.
Fuente:Canarias 24 H.
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lunes, octubre 19, 2009
Momificación
La momificación es uno de los aspectos más populares de la Historia Antigua de Canarias. Desde los tiempos de la Conquista hasta la actualidad, las momias guanches han servido de reclamo para investigadores y curiosos.
Sin embargo, la difusión del fenómeno no ha sido siempre positiva. A menudo se ha tratado el tema desde una perspectiva algo simplista, probablemente con el objetivo de facilitar su divulgación y hacerla más atractiva.
Esa falta de rigor a la hora de abordar una materia que sigue siendo objeto de estudio ha favorecido la proliferación de algunas creencias erróneas, que no han hecho más que distorsionar la percepción que se tiene del fenómeno. Un fenómeno que, limpio de mitos, seguirá siendo uno de los mayores alicientes del pasado de las Islas.
¿Dónde y a quién?
A menudo se ha dicho que la momificación se llevaba a cabo en todas las islas del Archipiélago, pero, en realidad, solo puede asegurarse su presencia en dos de ellas: Tenerife y Gran Canaria. En otros lugares, concretamente en las islas occidentales de El Hierro, La Gomera y La Palma, solo se han conservado algunos restos de tejidos blandos, cuya preservación pudo ser casual, a consecuencia de unas condiciones naturales favorables, como lo son la ausencia de humedad o la influencia de las brisas.
También goza de buena salud la creencia en que las técnicas de conservación se practicaban a la totalidad de los cadáveres, cuando todo parece indicar que la momificación se reservaba a una parte minoritaria de la población, la clase dominante: la nobleza. Los demás individuos, el pueblo llano, eran sepultados sin haber sido sometidos a ningún proceso especial de conservación.
¿Momias o xaxos?
Tal vez lo que más ha favorecido la distorsión del fenómeno de la momificación en Canarias ha sido el uso habitual de la palabra ‘momia’ para referirse a los cadáveres mirlados. A menudo, la utilización de vocablos de origen egipcio nos ha llevado a confusión, incluso ha favorecido la elaboración de ciertas teorías transculturales de dudosa consistencia.
La palabra ‘momia’ proviene del árabe ‘mumiya’ (‘betún de embalsamar cadáveres’) y ésta del persa ‘mum’ (‘cera’). Los antiguos egipcios extraían del Mar Muerto el betún de Judea o asfalto, y lo utilizaban durante el proceso de embalsamamiento de los cuerpos eviscerados. Por extensión, el término ‘momia’ se acabó utilizando para referirse a la totalidad del cuerpo embalsamado.
La Real Academia Española acepta el uso del vocablo para referirse a cualquier cuerpo que, de forma natural o artificial, se deseca sin llegar a entrar en putrefacción, pero, si abordamos el asunto desde un punto de vista etimológico, el uso de la palabra ‘momia’ en Canarias no tiene demasiada justificación. Además, sabemos que los guanches tenían un nombre concreto para referirse a sus cuerpos momificados: ‘xaxo’ (‘enjuto, desecado’).
Con el objetivo de evitar más confusiones, tal vez lo más conveniente sería usar el término ‘xaxo’ para referirnos a los cadáveres desecados, y el de ‘mirlado’ para hacer referencia al proceso de conservación de los cuerpos llevado a cabo entre los antiguos pobladores amazighes de algunas de las islas de nuestro Archipiélago, dejando los vocablos ‘momia’ y ‘momificación’ para el ámbito egipcio.
Fuente: Mundo Guanche
Sin embargo, la difusión del fenómeno no ha sido siempre positiva. A menudo se ha tratado el tema desde una perspectiva algo simplista, probablemente con el objetivo de facilitar su divulgación y hacerla más atractiva.
Esa falta de rigor a la hora de abordar una materia que sigue siendo objeto de estudio ha favorecido la proliferación de algunas creencias erróneas, que no han hecho más que distorsionar la percepción que se tiene del fenómeno. Un fenómeno que, limpio de mitos, seguirá siendo uno de los mayores alicientes del pasado de las Islas.
¿Dónde y a quién?
A menudo se ha dicho que la momificación se llevaba a cabo en todas las islas del Archipiélago, pero, en realidad, solo puede asegurarse su presencia en dos de ellas: Tenerife y Gran Canaria. En otros lugares, concretamente en las islas occidentales de El Hierro, La Gomera y La Palma, solo se han conservado algunos restos de tejidos blandos, cuya preservación pudo ser casual, a consecuencia de unas condiciones naturales favorables, como lo son la ausencia de humedad o la influencia de las brisas.
También goza de buena salud la creencia en que las técnicas de conservación se practicaban a la totalidad de los cadáveres, cuando todo parece indicar que la momificación se reservaba a una parte minoritaria de la población, la clase dominante: la nobleza. Los demás individuos, el pueblo llano, eran sepultados sin haber sido sometidos a ningún proceso especial de conservación.
¿Momias o xaxos?
Tal vez lo que más ha favorecido la distorsión del fenómeno de la momificación en Canarias ha sido el uso habitual de la palabra ‘momia’ para referirse a los cadáveres mirlados. A menudo, la utilización de vocablos de origen egipcio nos ha llevado a confusión, incluso ha favorecido la elaboración de ciertas teorías transculturales de dudosa consistencia.
La palabra ‘momia’ proviene del árabe ‘mumiya’ (‘betún de embalsamar cadáveres’) y ésta del persa ‘mum’ (‘cera’). Los antiguos egipcios extraían del Mar Muerto el betún de Judea o asfalto, y lo utilizaban durante el proceso de embalsamamiento de los cuerpos eviscerados. Por extensión, el término ‘momia’ se acabó utilizando para referirse a la totalidad del cuerpo embalsamado.
La Real Academia Española acepta el uso del vocablo para referirse a cualquier cuerpo que, de forma natural o artificial, se deseca sin llegar a entrar en putrefacción, pero, si abordamos el asunto desde un punto de vista etimológico, el uso de la palabra ‘momia’ en Canarias no tiene demasiada justificación. Además, sabemos que los guanches tenían un nombre concreto para referirse a sus cuerpos momificados: ‘xaxo’ (‘enjuto, desecado’).
Con el objetivo de evitar más confusiones, tal vez lo más conveniente sería usar el término ‘xaxo’ para referirnos a los cadáveres desecados, y el de ‘mirlado’ para hacer referencia al proceso de conservación de los cuerpos llevado a cabo entre los antiguos pobladores amazighes de algunas de las islas de nuestro Archipiélago, dejando los vocablos ‘momia’ y ‘momificación’ para el ámbito egipcio.
Fuente: Mundo Guanche
domingo, octubre 04, 2009
Fernando León y Castillo
Fernando León y Castillo, Marqués del Muni (*Telde, Gran Canaria (Islas Canarias), 30 de noviembre de 1842 - † Biarritz (Francia), 12 de marzo de1918). Abogado, político y diplomático español, que impulsó decididamente la intervención española en el Norte de África y fue ministro de Ultramar durante el reinado de Alfonso XII y ministro de Gobernación durante la regencia de María Cristina de Habsburgo-Lorena.
Estudió Derecho en Madrid y colaboró en publicaciones liberales en los últimos años del reinado de Isabel II. Tras la Revolución de 1868 fue nombrado gobernador civil de Granada y Valencia.
Elegido diputado a Cortes por Gran Canaria, en 1871, y más tarde senador, en 1874 accedió a la Subsecretaría de Ultramar.
Tras la Restauración y con Sagasta fue ministro de Ultramar entre el 8 de febrero de1881 y el 9 de enero de 1883. Promovió las obras de construcción del Puerto de La Luz en Las Palmas de Gran Canaria, capital de su isla natal, al que intuyó como uno de los de mayor porvenir del Atlántico. Gracias a su labor se contruyeron carreteras en las islas Canarias, el faro de Maspalomas y el lazareto de Gando, éstos últimos obras emblemáticas en Gran Canaria. También se crearon los correos interinsulares, conocidos como correillos, pequeños barcos de vapor que venían a comunicar las Islas Canarias entre sí. Posteriormente, el 10 de octubre de 1886, León y Castillo se haría cargo del ministerio de Gobernación pero sólo durante un año, puesto que el 12 de noviembre de 1887 sería nombrado embajador en Francia, puesto que ocuparía con intermitencia hasta el fin de su vida.
Hábil negociador, sus gestiones desembocaron en el Tratado de París (1890), que reconocía los dominios de España en el África occidental. Por estos logros y como reconocimiento a su brillante trayectoria política, doña María Cristina de Habsburgo-Lorena, Reina Regente de España, concedió a León y Castillo en 1900 el título de Marqués del Muni.
Aun así, León y Castillo prosiguió con su labor política redactando, en torno al año 1902 el borrador de lo que vendría a ser un nuevo tratado franco-español que ampliaba los dominios españoles en Marruecos, incluyendo el área de Fez. Sin embargo, las dilaciones liberales y el escepticismo de Maura retrasaron la firma de este acuerdo hasta 1912, con resultados mucho más modestos.
Participó en la Conferencia de Algeciras (1906) y defendió la política neutral española durante la Primera Guerra Mundial.
En marzo de 1918, Fernando León y Castillo, siendo embajador, moriría en la localidad francesa de Biarritz. Diez años más tarde, en 1928, sus restos serían trasladados a la isla de Gran Canaria que le viera nacer. A su llegada, fue recibido por una multitud agradecida que le aguardaba en el mismo muelle que él mismo promovió. Desde entonces descansa en el mausoleo que se le erigió en el interior de la Catedral de Las Palmas de Gran Canaria.
Estudió Derecho en Madrid y colaboró en publicaciones liberales en los últimos años del reinado de Isabel II. Tras la Revolución de 1868 fue nombrado gobernador civil de Granada y Valencia.
Elegido diputado a Cortes por Gran Canaria, en 1871, y más tarde senador, en 1874 accedió a la Subsecretaría de Ultramar.
Tras la Restauración y con Sagasta fue ministro de Ultramar entre el 8 de febrero de1881 y el 9 de enero de 1883. Promovió las obras de construcción del Puerto de La Luz en Las Palmas de Gran Canaria, capital de su isla natal, al que intuyó como uno de los de mayor porvenir del Atlántico. Gracias a su labor se contruyeron carreteras en las islas Canarias, el faro de Maspalomas y el lazareto de Gando, éstos últimos obras emblemáticas en Gran Canaria. También se crearon los correos interinsulares, conocidos como correillos, pequeños barcos de vapor que venían a comunicar las Islas Canarias entre sí. Posteriormente, el 10 de octubre de 1886, León y Castillo se haría cargo del ministerio de Gobernación pero sólo durante un año, puesto que el 12 de noviembre de 1887 sería nombrado embajador en Francia, puesto que ocuparía con intermitencia hasta el fin de su vida.
Hábil negociador, sus gestiones desembocaron en el Tratado de París (1890), que reconocía los dominios de España en el África occidental. Por estos logros y como reconocimiento a su brillante trayectoria política, doña María Cristina de Habsburgo-Lorena, Reina Regente de España, concedió a León y Castillo en 1900 el título de Marqués del Muni.
Aun así, León y Castillo prosiguió con su labor política redactando, en torno al año 1902 el borrador de lo que vendría a ser un nuevo tratado franco-español que ampliaba los dominios españoles en Marruecos, incluyendo el área de Fez. Sin embargo, las dilaciones liberales y el escepticismo de Maura retrasaron la firma de este acuerdo hasta 1912, con resultados mucho más modestos.
Participó en la Conferencia de Algeciras (1906) y defendió la política neutral española durante la Primera Guerra Mundial.
En marzo de 1918, Fernando León y Castillo, siendo embajador, moriría en la localidad francesa de Biarritz. Diez años más tarde, en 1928, sus restos serían trasladados a la isla de Gran Canaria que le viera nacer. A su llegada, fue recibido por una multitud agradecida que le aguardaba en el mismo muelle que él mismo promovió. Desde entonces descansa en el mausoleo que se le erigió en el interior de la Catedral de Las Palmas de Gran Canaria.
Casa Museo León y Castillo
La Casa-Museo León y Castillo, centro cultural y museístico y situada en el conjunto histórico-artístico de San Juan y San Francisco de la ciudad de Telde, fue creada en 1954 por el Cabildo Insular de Gran Canaria, como homenaje a Fernando de León y Castillo, I Marqués del Muni, y a su hermano Juan, ingeniero del proyecto del Puerto de La Luz.
Ocupa el Museo la casa natal de Fernando de León y Castillo, así como el edificio colindante, lugar donde naciera y viviera el poeta y dramaturgo teldense Montiano Placeres Torón.
Los edificios que sirven de sede a esta institución se desarrollan a partir de patios centrales, en donde galerías abalconadas sirven de distribuidores y conectores de las diferentes dependencias. Una cocina, bello ejemplo del siglo XIX, arcos de cantería gris basáltica y una fachada con algunos ejemplos del arte gótico insular, hacen de esta Casa-Museo, una de las construcciones más destacadas del Conjunto Histórico-Artístico de la zona fundacional de la ciudad de Telde.
Legados
Juan de León y Castillo, planos y otros documentos afines.
Fernando de León y Castillo, epistolario, documentos diplomáticos.
Familia de los Sres. Marqueses del Muni, epistolario general, epistolario con la Familia Real Española, otros documentos.
Julián Torón Navarro, epistolario, borradores de su obra en verso y prosa.
José Arencibia Gil, documentos, manuscritos, dibujos y obra pictórica.
Familia Calzada Fiol, epistolario.
Montiano Placeres Torón, epistolario, biblioteca, borradores en verso y prosa.
Alejandro Dávila León, documentos varios del Colegio Labor.
Francisco Rodríguez Batllori, epistolario.
Presentación Suárez de la Vega, colección de fotografías, postales, tarjetas y cartas autógrafas.
Manuel Rivero Sánchez, epistolario de la Guerra Civil española (1936-1939).
Casa Ruiz de Vergara, documentos contables y otros (siglos XVIII y XIX)
Fondos artísticos y Museográficos
Colección Documental de los siglos XVIII al XX
Colección Cartográfica (Europa, Canarias, África, Caribe y Filipinas)
Colección Fotográfica
Colección de Grabados y Aguafuertes
Colección Bibliográfica (libros antiguos, raros y curiosos, siglos XVII-XX)
Colección de Porcelana y Cristal (vajilla y cristalería de principios del siglo XX)
Colección de Armas (espadas, dagas, machetes, escopetas, trabucos y pistolones)
Colección de Medallas Conmemorativas
Colección de Condecoraciones
Colección de Relojes (relojes de bolsillo y de sobremesas)
Colección de Cámaras Fotográficas
Colección de Instrumentos Musicales (S. XIX y XX)
Colección de Textiles (siglo XIX)
Colección de Bastones (siglo XIX y XX)
Colección de Esculturas (siglo XIX y XX)
Colección de Pintura (siglo XVI al XX)
Colección de Eboraria (piezas en marfil de los siglos XIX y XX)
Colección de Óptica (siglos XIX y XX)
Colección de Cordobanes (diferentes modelos de carteras de los siglos XIX y XX)
Colección de Pitilleras y Pureras (siglos XIX y XX)
Colección de Objetos suntuarios (siglos XIX y XX)
Colección de Alfarería Popular Canarias (alto valor etnográfico)
Donaciones y depósitos
Las colecciones de la Casa Museo se deben a donaciones realizadas en diferentes épocas por la Casa Marquesal del Muni, así como de particulares, tales como: Dª Rosa Betencort , viuda de Arencibia Gil e hijos, Dª Ana Castro de Castro, D. Justiniano Rodríguez Guerra, D. José Luis González Pérez.
Ocupa el Museo la casa natal de Fernando de León y Castillo, así como el edificio colindante, lugar donde naciera y viviera el poeta y dramaturgo teldense Montiano Placeres Torón.
Los edificios que sirven de sede a esta institución se desarrollan a partir de patios centrales, en donde galerías abalconadas sirven de distribuidores y conectores de las diferentes dependencias. Una cocina, bello ejemplo del siglo XIX, arcos de cantería gris basáltica y una fachada con algunos ejemplos del arte gótico insular, hacen de esta Casa-Museo, una de las construcciones más destacadas del Conjunto Histórico-Artístico de la zona fundacional de la ciudad de Telde.
Legados
Juan de León y Castillo, planos y otros documentos afines.
Fernando de León y Castillo, epistolario, documentos diplomáticos.
Familia de los Sres. Marqueses del Muni, epistolario general, epistolario con la Familia Real Española, otros documentos.
Julián Torón Navarro, epistolario, borradores de su obra en verso y prosa.
José Arencibia Gil, documentos, manuscritos, dibujos y obra pictórica.
Familia Calzada Fiol, epistolario.
Montiano Placeres Torón, epistolario, biblioteca, borradores en verso y prosa.
Alejandro Dávila León, documentos varios del Colegio Labor.
Francisco Rodríguez Batllori, epistolario.
Presentación Suárez de la Vega, colección de fotografías, postales, tarjetas y cartas autógrafas.
Manuel Rivero Sánchez, epistolario de la Guerra Civil española (1936-1939).
Casa Ruiz de Vergara, documentos contables y otros (siglos XVIII y XIX)
Fondos artísticos y Museográficos
Colección Documental de los siglos XVIII al XX
Colección Cartográfica (Europa, Canarias, África, Caribe y Filipinas)
Colección Fotográfica
Colección de Grabados y Aguafuertes
Colección Bibliográfica (libros antiguos, raros y curiosos, siglos XVII-XX)
Colección de Porcelana y Cristal (vajilla y cristalería de principios del siglo XX)
Colección de Armas (espadas, dagas, machetes, escopetas, trabucos y pistolones)
Colección de Medallas Conmemorativas
Colección de Condecoraciones
Colección de Relojes (relojes de bolsillo y de sobremesas)
Colección de Cámaras Fotográficas
Colección de Instrumentos Musicales (S. XIX y XX)
Colección de Textiles (siglo XIX)
Colección de Bastones (siglo XIX y XX)
Colección de Esculturas (siglo XIX y XX)
Colección de Pintura (siglo XVI al XX)
Colección de Eboraria (piezas en marfil de los siglos XIX y XX)
Colección de Óptica (siglos XIX y XX)
Colección de Cordobanes (diferentes modelos de carteras de los siglos XIX y XX)
Colección de Pitilleras y Pureras (siglos XIX y XX)
Colección de Objetos suntuarios (siglos XIX y XX)
Colección de Alfarería Popular Canarias (alto valor etnográfico)
Donaciones y depósitos
Las colecciones de la Casa Museo se deben a donaciones realizadas en diferentes épocas por la Casa Marquesal del Muni, así como de particulares, tales como: Dª Rosa Betencort , viuda de Arencibia Gil e hijos, Dª Ana Castro de Castro, D. Justiniano Rodríguez Guerra, D. José Luis González Pérez.
La Casa de Colón
La Casa de Colón inicia su andadura como institución cultural en la década de 1950. Desde el comienzo, centrará sus objetivos en la investigación y difusión de la historia de Canarias y de sus relaciones con América.
La anexión del Archipiélago Canario a la Corona de Castilla, la recalada de Cristóbal Colón en Gran Canaria, la América precolombina, o la imagen del Mundo a través de los avances cartográficos, son algunos de los contenidos confrontados en trece salas de exposición permanente, una biblioteca y un centro de estudios especializado.
El edificio, enclavado en el casco histórico de Vegueta, se configura a partir de la integración de varias viviendas, ocupando actualmente toda la manzana. Este emplazamiento fue elegido por formar parte de la antigua Casa del Gobernador, lugar probablemente visitado por Cristóbal Colón durante el Primer Viaje en 1492.
La Casa de Colón es un museo de historia, que se apoya en una Colección de gran heterogeneidad, donde se agrupan objetos de diversas culturas y latitudes, así como de diferentes cronologías, soportes, estéticas e incluso funciones.
La diversidad de los materiales custodiados va desde la arqueología precolombina a la pintura flamenca europea, pasando por piezas pictóricas del barroco americano o de las estéticas del siglo XIX en Canarias.
Así mismo el Museo, posee una nutrida colección cartográfica del Archipiélago Canario, que junto a los facsímiles de mapas vinculados al proceso de conquista y colonización de América, ayudan a comprender el cambio en la concepción del mundo. Cristóbal Colón es solo el inicio, tras él, nuevas tierras, océanos, razas, riquezas y alimentos se muestran ante los europeos.
Explicar la evolución del imaginario terrestre desde la concepción de un océano Atlántico que bañaba las costas de Japón, hasta el descubrimiento de América y del Pacífico, es mucho más que Geografía. Todo ello es además la cerámica azteca que viera Hernán Cortés, es la pintura flamenca que con el comercio del azúcar llegaba a Canarias, es durante el siglo XVII el comercio y la emigración canaria a América y es además el barroco cuzqueño, todo ello se inició con el Viaje de Colón en 1492, pero el final continúa sin ser escrito.
La Historia abordada en la Casa de Colón se inicia con la expansión atlántica que durante buena parte del siglo XV, las coronas de Castilla y Portugal habían iniciado. En este entorno geopolítico se enclava el archipiélago canario, de ahí el interés de su conquista por parte de la corona de Castilla, una muestra de ello es la fundación por Juan Rejón en 1478, del Real de Las Palmas, germen de la actual ciudad.
Continuando con las áreas temáticas, serán los paneles explicativos, obras, objetos y maquetas los que permitan contextualizar la estratégica ubicación geográfica de la isla de Gran Canaria. A continuación los Viajes de Colón, y concretamente su paso por la Isla en 1492, dan inicio de lo que en el futuro será el continuo trasiego de bienes y personas, desde los puertos canarios a América.
El área siguiente nos acerca a los avances en cartografía, instrumentos náuticos y embarcaciones que hicieron posible la travesía atlántica.
Con la llegada de Colón a tierras Caribeñas, nos adentramos en las culturas de la América prehispánica, serán otros como Pizarro, Cortes o Magallanes los que amplíen los horizontes y conozcan las riquezas que el destino negó al Almirante de la Mar Océana.
Conforme avanza la conquista y colonización de América se incrementan las relaciones canario-americanas entendibles a través de los paneles que nos muestran la emigración y las fundaciones de canarios en América.
Concluimos el recorrido por las salas de pintura que nos muestran la plástica imperante en Europa y América durante los siglos de la Conquista y Colonización, desde el flamenco que llega a Canarias hasta la exportación de iconografías cristianas reinterpretadas a la luz de la mirada americana, para concluir en una sala destinada a la pintura realizada en Canarias durante el siglo XIX.
Fuente: La Casa de Colón
La anexión del Archipiélago Canario a la Corona de Castilla, la recalada de Cristóbal Colón en Gran Canaria, la América precolombina, o la imagen del Mundo a través de los avances cartográficos, son algunos de los contenidos confrontados en trece salas de exposición permanente, una biblioteca y un centro de estudios especializado.
El edificio, enclavado en el casco histórico de Vegueta, se configura a partir de la integración de varias viviendas, ocupando actualmente toda la manzana. Este emplazamiento fue elegido por formar parte de la antigua Casa del Gobernador, lugar probablemente visitado por Cristóbal Colón durante el Primer Viaje en 1492.
La Casa de Colón es un museo de historia, que se apoya en una Colección de gran heterogeneidad, donde se agrupan objetos de diversas culturas y latitudes, así como de diferentes cronologías, soportes, estéticas e incluso funciones.
La diversidad de los materiales custodiados va desde la arqueología precolombina a la pintura flamenca europea, pasando por piezas pictóricas del barroco americano o de las estéticas del siglo XIX en Canarias.
Así mismo el Museo, posee una nutrida colección cartográfica del Archipiélago Canario, que junto a los facsímiles de mapas vinculados al proceso de conquista y colonización de América, ayudan a comprender el cambio en la concepción del mundo. Cristóbal Colón es solo el inicio, tras él, nuevas tierras, océanos, razas, riquezas y alimentos se muestran ante los europeos.
Explicar la evolución del imaginario terrestre desde la concepción de un océano Atlántico que bañaba las costas de Japón, hasta el descubrimiento de América y del Pacífico, es mucho más que Geografía. Todo ello es además la cerámica azteca que viera Hernán Cortés, es la pintura flamenca que con el comercio del azúcar llegaba a Canarias, es durante el siglo XVII el comercio y la emigración canaria a América y es además el barroco cuzqueño, todo ello se inició con el Viaje de Colón en 1492, pero el final continúa sin ser escrito.
La Historia abordada en la Casa de Colón se inicia con la expansión atlántica que durante buena parte del siglo XV, las coronas de Castilla y Portugal habían iniciado. En este entorno geopolítico se enclava el archipiélago canario, de ahí el interés de su conquista por parte de la corona de Castilla, una muestra de ello es la fundación por Juan Rejón en 1478, del Real de Las Palmas, germen de la actual ciudad.
Continuando con las áreas temáticas, serán los paneles explicativos, obras, objetos y maquetas los que permitan contextualizar la estratégica ubicación geográfica de la isla de Gran Canaria. A continuación los Viajes de Colón, y concretamente su paso por la Isla en 1492, dan inicio de lo que en el futuro será el continuo trasiego de bienes y personas, desde los puertos canarios a América.
El área siguiente nos acerca a los avances en cartografía, instrumentos náuticos y embarcaciones que hicieron posible la travesía atlántica.
Con la llegada de Colón a tierras Caribeñas, nos adentramos en las culturas de la América prehispánica, serán otros como Pizarro, Cortes o Magallanes los que amplíen los horizontes y conozcan las riquezas que el destino negó al Almirante de la Mar Océana.
Conforme avanza la conquista y colonización de América se incrementan las relaciones canario-americanas entendibles a través de los paneles que nos muestran la emigración y las fundaciones de canarios en América.
Concluimos el recorrido por las salas de pintura que nos muestran la plástica imperante en Europa y América durante los siglos de la Conquista y Colonización, desde el flamenco que llega a Canarias hasta la exportación de iconografías cristianas reinterpretadas a la luz de la mirada americana, para concluir en una sala destinada a la pintura realizada en Canarias durante el siglo XIX.
Fuente: La Casa de Colón
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